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Ser como niños
Aug 25, 2018
4 minutos de lectura

(Mateo 18, 1-5)

Aquí claramente Jesús nos dice que para entrar al Reino de los Cielos debemos de ser pequeños como un niño, y no simplemente nos invita a convertirnos si no también a cambiar, pero ¿Por qué ser como un niño? ¿Por qué no como un adulto responsable que ya es maduro a su edad y entiende todo con claridad?

Para empezar cuando eras niño siempre que algo iba mal, te caías, te golpeabas, alguien te molestaba ¿Dónde te protegías? Sólo había un lugar en el cual estabas protegido y te sentías amado, confiabas en que nada iba a pasar y ese lugar eran tus papas, pues ahora bien así es con Dios, como él es nuestro padre él quiere que nos sintamos protegidos en él, quiere que tengamos esa inocencia para abandonarnos con toda la confianza de nuestro corazón como un niño lo hace en los brazos de su papá/mamá.

“Debemos ponernos en sus manos, confiar en su palabra y dejarnos guiar por Él como niños inexpertos que sólo en el Padre encuentran la seguridad”

S. S. Juan Pablo II (2000)

Pero ser niño no significa que tengamos que ser inmaduros, siempre jugar y tomarlo todo a la ligera, más bien se refiere a que debemos seguir ciertas características que los niños por su inocencia tienen y nosotros vamos perdiendo con el paso de los años.

Sencillez. Los niños tienen la humildad necesaria para saber perdonar y pedir perdón sin tanta complicación. No temen decir lo que sienten, piensan o imaginan. Dentro de esta sencillez va implícita la pureza: esa mirada que ve todo como importante, valioso, como un tesoro por descubrir. Se dejan enseñar, corregir, y tienen la mentalidad abierta para aprender. Los niños no andan preocupados por la imagen que los demás tienen de ellos, sólo les importa lo que están haciendo en el momento.

Confianza. Saben que sus padres nunca les van a dejar caer de sus brazos mientras les sujetan o levantan por el aire. Duermen en sus regazos con dicha y se hallan seguros en su compañía. Ante el temor, y no se diga ante las necesidades o el peligro, se escucha con fuerza: “¡Mamá! ¡Papá!”. No dudan, no cavilan, no juzgan, simplemente confían, obedecen pero esto porque se saben, se sienten, se descubren amados y aman. Así debemos nosotros ser con Dios y poner toda nuestra confianza en el sabiendo que estará ahí para ayudarnos tal cual y como lo haría un padre.

Libertad (no apego a lo material) Los niños son libres, ellos no se preocupan por gobernar el mundo o ser los mejores del mundo, tampoco por tener todos los juguetes del mundo y aun así son felices

Obediencia. Los niños son obedientes ante sus padres, es rara la vez que no hacen caso por lo que nosotros debemos imitar esa obediencia ante Dios nuestro padre y tener docilidad y ser sumisos ante el

Mansedumbre / docilidad. Saber escuchar, ser sensible a la voz de la verdad, y ser capaz de discernir entre el bien y el mal; todo esto se puede ver reflejado en cómo podemos ser dóciles al Espíritu Santo y pedirle que nos ayude a tener un corazón dócil como lo hacen los niños.

Estas son las principales características que Dios quiere que tengamos como los niños las tienen pero podemos agregar otras que no son menos importantes como:

  • Perdonar
  • No juzgar
  • Amor incondicional

Y al seguir estas características tendremos como quien dice un “alma de niño” pero no solamente se basa en cumplirlas si no también en aplicarlas para un bien y ayudar a nuestros hermanos.

Podemos iniciar por no dar mal testimonio frente a las personas que apenas están descubriendo su fe y no es tan concisa como la nuestra, entre esas personas están incluidos los niños ya que nosotros somos la primer conexión que los lleva con Dios

También podemos ayudar a las demás personas que están desviándose del camino correcto o dando un mal testimonio, corrigiéndolas y perdonándolas al mismo tiempo. (Tito 3, 10), (Tito 1, 13)

Un recurso que puede ser muy útil por si seguir estos pasos resulta más difícil para nosotros puede ser pedirle ayuda a María nuestra madre, ya que al ser nuestra madre podemos encontrar ese amoroso refugio en ella y nos ayudara a seguir el camino para convertirnos en niños. También rezar el rosario nos ayuda a ser niños porque exponemos ante Dios lo que en realidad somos, con nuestros problemas, defectos, etc. y con lo mejor de nosotros mismos para sentir surgir del fondo de mi ser el niño que llevo dentro, y esto quiere decir charlar, amar al Señor, me ayuda a rezar.

Homilía Papa Juan Pablo I (1973)

Conclusión

Como conclusión ser niño significa: - tener esa capacidad de sorprenderse - se descubrir la belleza cada día - ver todo lo bueno en todas las cosas - a la necesidad de mirar a su papá y mamá como centro del universo.

Vivir como niño, perdonar como niño, descubrir como niño… nos acerca al Reino de los Cielos.


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